jueves, 12 de septiembre de 2019

El resto

Era día de cobro en un pequeño pueblo. Los pensionistas hacían cola esperando a que abrieran la sucursal. Al llegar la hora, el vigilante habilitado para esos días hizo pasar a los clientes. Pasado unos diez minutos entraron cuatro encapuchados, armados con escopetas de caza y vestidos con monos de soldador, gritando que se tumbaran todos en el suelo mientras apuntaban a tres jubilados y uno se dirigía hacia el encargado de la caja. El guarda de seguridad, que se encontraba en la oficina del director, se acercó pistola en mano haciéndose el valiente y recibió un disparo en la pierna antes de poder decir palabra. “El que nos lleve la contraria correrá la misma suerte” gritó el asesino. El encargado de la caja se asustó al ver el disparo e hizo lo que le ordenaron sin rechistar, pero con torpeza por los nervios. El director accionó la alarma que lejos de espantar a los atracadores reaccionaron dirigiéndose hacia él con decisión. “¿Cómo sabéis que he sido yo?” balbuceó antes de morir. El pánico cundía en la sucursal mientras, en la trastienda,  el empleado sacaba el dinero de la caja fuerte y lo repartía en cuatro bolsas de deporte tras romper las cámaras de seguridad por orden del atracador. Cuando oyeron las sirenas de la guardia civil emprendieron la huida sin más complicaciones.
A la semana siguiente, el hijo de uno de los jubilados fue a la sucursal con una autorización para cobrar la pensión en nombre de su padre. Se dirigió al empleado que obedeció a los atracadores y, después de cobrar, comentó el atraco.

–Menuda faena lo de la semana pasada, mi padre sigue con el susto en el cuerpo.

–Yo tampoco me he repuesto del todo respondió con total serenidad.

–Es una pena lo del director y lo del guarda de seguridad.

–Si… es una pena.

Deberían haberse quedado quietos, total por un dinero que iba a reponer el seguro no merece la pena jugarse la vida.

Por eso mismo obedecí sin rechistar.

Menos mal que los han capturado. ¿Es cierto que consiguieron esconder una parte del botín? Lo dice el periódico.

Eso parece, las cuentas no cuadran.

También dice que los detuvieron con las cuatro bolsas con dinero a partes iguales. No es lógico que faltase dinero.

Cierto, yo mismo hice el reparto. ocultó una sonrisa echando la vista a unos papeles que ordenaba en un cajón Vaya usted a saber que hicieron con el resto del dinero.

Bueno, me alegro de que esté usted bien, espero que siga bien y sin más sustos.

Se lo agradezco, y gracias por seguir confiando en nosotros.

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