Engracio Rodríguez.
Personaje de relatos inéditos.
Este minirelato lo escribí para el grupo de Facebook Los libros de la brujita y su calero dinámico. Tenía que constar de entre 250 y 300 palabras e incluir "Petróleo, fanfarrón y puñetazo". 18/6/2020
#Medio 291 palabras incluido el título.
Cosas que pasan.
Siempre he sido un fanfarrón, me he pasado con mi amor hacia mi Porsche, a pesar de que consumió las reservas de petróleo de todo oriente medio. Por eso me sentó como un puñetazo en la boca del estómago el verlo amontonado con otros de su categoría en aquel desguace.
Todo comenzó cuando iba camino de mi empresa, paré en un semáforo y a mi derecha se detuvo un descapotable rosa chicle conducido por una fémina despampanante de ojos claros y pelo multicolor que me guiñó el ojo. Lo tenía claro. Le había gustado. Conduje tras ella deseoso de probar su cuerpo. Cada vez que me dirigía la mirada en cada parada realizada por las señales de tráfico, suponía un aumento en mi riego sanguíneo que se acumulaba en mi miembro. Llegamos a una casa nada modesta, aparcamos en la entrada y se bajó del coche. Me hizo señas con el dedo para que me acercase a ella y, a punto de tomar contacto físico, huyó de mí meneando el trasero y, consciente de mi lujuriosa mirada, se dio una palmada en las nalgas. La seguí hasta la entrada y allí nos besamos para entrar y subir a su habitación. Estando en la cama desnudos, y saboreándonos mutuamente, oí el inconfundible motor de mi Porsche. Me sobresalté y dejé mi deliciosa labor con brusquedad para asomarme por la ventana.
Mi mujer me dirigió una sonrisa malévola y se llevó mi coche chirriando rueda y dejando una estela de humo tras ella. Minutos más tarde, recibí en el móvil una ubicación y pedí un taxi. Y aquí me encuentro, en este desguace, jodido por lo de mi coche y por no haber podido rematar la faena con la fémina.
Quien fue a Sevilla...
Para la raza humana han pasado miles de años, para otras apenas un suspiro...
—¿Cómo les ha dado tiempo de construir una carretera alrededor de donde planté las posaderas? Únicamente he ido a mear. Bueno, que les den, ese es mi sitio y allá voy. ¡A tomar por culo los diminutos estos!
Este micro relato lo realicé para el grupo de Facebook LiterFantasy. Se trataba de explicar un lugar o persona que se llamase "Misterya". La imagen la incluí por aquello de lo visual. 17/6/2020
#creativoLITERFANTASY
Misterya fue fiel a generaciones de
reinas, reyes y a la soberanía del pueblo tras su alzamiento. La región del
Mist ha sido siempre un hervidero de nobles con ansias de poder en el que se
apuñalaban los unos a los otros para derrocar a cualquiera que ostentase el
trono. Fué con la aparición de las religiones de los elementos cuando el pueblo
pudo adquirir el poder necesario para lograr vencer a las huestes de los nobles
del Mist. Ella fue la que trajo desde los confines del mundo a los monjes del
aire, tierra, agua, vida y muerte para poner fin a la rueda de violencia y
muerte que giraba en el lugar. Estaba cansada de salvaguardar la integridad de
intolerantes que la trataban como a un arma de guerra siempre en beneficio de
propio y en detrimento de sus semejantes. Ella estaba cansada de combatir
cuando no era más que una yegua blanca como la nieve. Un inofensivo animal que
solo quería vivir en paz. Aunque tenía la maldición o bendición de poseer la
mente de un humano superior y la capacidad de transformarse en humanoides de
distinto tamaño y fortaleza. Ella era Misterya.
Os dejo este relato que realicé para un reto del grupo de Facebook LLEC, donde teníamos que narrar el primer día del fin de la cuarentena por el COVID19. 31/3/2020
#retodia1
Y llegó la hora de salir. Al abrir el portal y pisar la acera, se me llenan los ojos de lágrimas que recorren mi rostro, puta alergia. Me dispongo a bajar la calle en pos de pedir cita en mi centro de salud para que mi médico de cabecera me recete algo para la conjuntiviyis de caballo que tengo. Entro en el ambulatorio, me quito las gafas de sol, saco el número y me siento en la sala de espera.
Observo alucinado cómo un hombre de mediana edad despotrica de los médicos a causa del retraso en su turno. Otro le da la razón aprovechando para despreciar su trabajo.
Trato de entender como la gente ha pasado de aplaudirles a enfadarse con ellos. Toso por culpa de mi propia saliva y una mujer mayor se percata de mi dolencia y grita endiabladamente a la par que me da paraguazos en la cabeza. ¡¡¡Un infectado!!! ¡¡¡nos va a matar a todos!!! Salgo por patas y doy un paseo por el centro.
La calle no está tan llena como esperaba, pero las cafeterías están abarrotadas, en las tiendas no cabe un alma y los bares han tenido que habilitar las aceras para ampliar el negocio: mientras en las puertas hay mayores jugando al dominó y a las cartas en el suelo (tipo picnic), hay gente haciendo cola para entrar.
Llegando a mi casa, veo que el dueño de un bar sale a la calle, coloca un cartel, se abalanzan sobre el hombre y lo linchan. Me quedo petrificado. Cuando lo dejan en paz van calle abajo y se reparten por las colas de los otros bares. Me dirijo jacia el hombre malherido y veo el cartel: "No queda vino ni cerveza".
Tras llamar a una ambulancia y en espera de que venga, los curiosos vuelven a criticar a la sanidad por la tardanza. A los veinte minutos llegan y se llevan al hombre.
Una vez en casa reflexiono conmigo mismo. "Tenía razón, nadie ha aprendido nada de la cuarentena".
Sinceridad de enamorado.
Te como la nariz
y tu te descojonas,
pero no lo hago por que sí,
es que huele a pedo de mona.
Se que te encanta reír,
y a mí que lo hagas en mi boca,
pero te lo tengo que decir:
el pozo te huele a retrete de foca.
En este tren que nos lleva a Madrid
cada asiento y agarre está pegajoso.
Igual que el pañuelo donde te sonaste los mocos.
Ese donde debiste insistir,
ya que me he comido el más gordo.