Tras llevarse una reprimenda por parte del
comisario, el agente Hernández fue a que le cosieran la herida y volvió a casa
a darse una ducha. A altas horas de la madrugada, se despertó con un pálpito y
volvió a la iglesia. Ya no quedaba nadie, se coló forzando la cerradura, la
Virgen esperaba a que la volviesen a poner en su sitio y Hernández subió al
trono, se acercó a ella, miró alrededor para asegurarse de que no hubiese nadie,
levantó el manto y dijo: “Míralo por el lado bueno, has tenido un funeral por
todo lo alto. A ver qué hago ahora contigo, no me llevaré una medalla, pero
viviré tranquilo sabiendo que no volverás a matar”.
jueves, 17 de mayo de 2018
El agente Hernández
Corrían como lobos tras su presa varios agentes de
paisano que trataban de detener al asesino del capirote. Estando a punto de
atraparlo, el asesino entró en una iglesia donde había cientos de cofrades a
punto de salir en procesión. Los agentes no tenían nada que hacer, el asesino
estaba oculto entre demasiada gente encapuchada y no podían hacer nada sin montar
un escándalo. Al agente Hernández poco le importaban las normas, realizó tres
disparos al aire y gritó: “¡Policía, todo el mundo al suelo y descubríos el
rostro!”. En un silencio sepulcral, en el que sólo se oían golpes de rodilla
contra el suelo y cirios cayendo, destacó el inconfundible chirrido de una
puerta que finalmente dio un portazo. Los agentes corrieron, atravesaron la
puerta trasera de la iglesia y continuaron tras el asesino. El agente Hernández
no iba de los primeros, pero veía al delincuente. Este corría y corría, no
podía más y repitió la misma jugada, entró en otra iglesia donde la vestimenta
era parecida a la de su cofradía. Esta
vez el agente Hernández no formó un escándalo ni alarmó a nadie, ordenó a sus
compañeros que impidieran la salida a cualquier persona mientras llegaban los
refuerzos. Él entró y, con toda la tranquilidad del mundo y concentrado en
buscar una aguja en el pajar, se dedicó a pasearse entre la gente de punta a
punta de la iglesia sin dejar de atender a su alrededor. El asesino no
aparecía, había dado varias vueltas y no lo encontraba, se fijó en que el manto de la virgen se
bamboleaba ligeramente y subió a comprobarlo, un hermano que daba los últimos
retoques a la Virgen intentó detenerlo, pero lo dejó al ver su placa. Hernández
entró en el manto, tras apenas un minuto salió con un corte aparatoso en la
mejilla y la mano derecha ensangrentada. “Tened cuidado ahí dentro, hay un
saliente cortante en el soporte de la tela”. Al llegar los refuerzos fueron
evacuando poco a poco la iglesia hasta quedar completamente vacía. No había
rastro del asesino. Los agentes volvieron a comisaría, dieron el operativo por
fracasado y por huido al asesino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Corrían como lobos tras su presa varios agentes de paisano que trataban de detener al asesino del capirote. Estando a punto de atraparlo, ...
-
Reseña de "Almas Errantes: La elección" de JL Prieto. 6/7/2020 Como comenté en una anterior reseña, he visto mucho cine desde el s...
-
Ana se levantaba cada día a las nueve de la mañana para salir a correr, siempre hacía el mismo trayecto, recorría varias calles, pasaba ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario