jueves, 4 de junio de 2020

En tiempos de highlanders

Este reto del grupo de Facebook LLEC consistía en "highlanderizar" una novela previamente escogida antes de saber en qué consistía. Elegí "En tiempos de muerte", mi segunda novela. Mediante votación popular(como siempre), gané el concurso, diría que por el humor, ya que había otros que, a mi juicio, eran mejores.20/5/2020


En tiempos de Higlanders

Carlo salió a buscar víveres mientras los demás entrenaban en la azotea. Se enfrentó a tres zombis nerviosos. Decapitó a dos y el tercero le ensartó la cabeza con tan mala fortuna que Atlantean, su espada, se quedó incrustada en la pared. No podía sacarla y se acercaban más zombis. Cuando creía que debería abandonar su arma y correr como un cobarde, apareció él. Un mocetón bien guapo, alto, musculado y de melena rubia. Carlo no podía dejar de admirar cómo aquella bendición caída del cielo utilizaba su cuerpo hercúleo contra aquella muchedumbre de podridos. Los miembros volaban amputados, las extremidades también, por el gran mandoble que surcaba el aire. Carlo lo comprendió, si alguna vez catara varón sería con un hombre como aquel. Lo veía como a un dios transformado en hombre, que para más inri le estaba protegiendo, aunque esa bella escena se vio ensombrecida cuando tuvo que esquivar a un nervioso y en ese hábil movimiento se le levantó la falda escocesa dejando ver uno de sus portentosos testículos que caía lánguido fuera de su tanga de leopardo.

Una vez sin peligro, el caballero se acercó a Carlo y sacó la espada de la pared y del cráneo del muerto con la facilidad que le otorgaba su enorme brazo musculado.

—Evita las paredes la próxima vez.

Carlo se quedó mudo, quería agradecerle su hazaña, pero no podía arriesgarse a presentarle a su compañera a tal sexymbol. Sabía que dejaría de ser el macho alfa en cuanto cruzase el umbral de su puerta. ¡Vaya que si lo sabía!, ¡si le gustaba hasta a él mismo!

—¿Estás bien?

—Sí perdón, me he quedado traspuesto. Muchas gracias. ¿Cómo te llamas?

—Evan. ¿Puedo ayudarte en algo más? Me has caído muy bien.

—No gracias, iba a por papel higiénico. Tú también me has caído bien.

—Te acompañaré, así me hablas un poco más de ti y me cuentas con todo lujo de detalles cómo has conseguido esos glúteos respingones.

—¿De dónde eres?

—De Highlanders, en Escocia.

—Muy buena película Los inmortales y Brave hearth. Ah, y unas gaitas excelentes.

—Hablando de gaitas...

—Un momento —interrumpió Carlo—. Ven, te presentaré a mi pareja.

Evan se quedó muy cortado, aunque se le pasó en cuanto conoció a la muchacha. Hicieron muy buenas migas en el tiempo de almorzar los cuatro juntos. No cabía duda de que Evan era muy buen conversador y sabía llevarse a la gente a su terreno. Si no que se lo pregunten a Carlo, que no solo perdió el puesto de macho alfa si no que acabó en la cama con su novia pidiéndole un menàge á trois sabiendo que a Evan le fascinaban sus glúteos respingones.

Carlo cedió y logró salir con su hombría intacta. Evan volvió con los suyos con un andar extraño y no quiso saber más de ellos. La novia de Carlo le agradeció aquella noche de lujuria que hizo darse cuenta de que Carlo era el hombre de su vida.


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