martes, 16 de junio de 2020

Engracio Rodríguez: Una decisión trascendental.

Engracio Rodríguez: Una decisión trascendental

Era un día soleado y me dirigía a la playa en chanclas, bermudas y camiseta de tirantes. Andaba por la calle pensando en la teoría de la relatividad cuando noté un fuerte golpe en la frente que, emitiendo más sonido que dolor sentí, atrajo las miradas de los transeúntes mientras continuaba andando ignorándolas consciente de que me chorreaba un hilo de sangre por la cara. Cuando dejé atrás ese tumulto de miradas, me sequé las lágrimas de los ojos y una anciana que paseaba a su perro me detuvo y me limpió la sangre de la cara con un pañuelo de papel arrugado que guardaba en su mano sin yo poder evitarlo. Mientras la señora se preocupaba por mí, el chucho no hacía más que olerme y lamerme los tobillos. Cuando me despedía de la señora, terminó por orinar en mi pie izquierdo. La mujer le regañaba a la vez que sacó un pañuelo nuevo de su bolso, secaba las partes húmedas del animal y lo arrugaba en su puño para proseguir la marcha. Me quedé observándola hasta que la perdí de vista, sin dejar de pensar que tras varias papeleras no tiró el pañuelo arrugado en ninguna de ellas. Continué mi camino y algo me cayó en mi hombro desnudo, una simpática ave me había defecado encima. Recordé el pañuelo de la anciana y, antes de que a alguien se le ocurriera ayudarme, corrí hacia una fuente que veía para limpiarme. Tuve tan mala fortuna que resbalé con el húmedo suelo y acabé de espaldas en el suelo con el trasero y la cabeza doloridos por el golpe. Varias personas se acercaron, pero yo no hacía más que ver a señoras con pañuelos arrugados frotándome en las partes húmedas de mi cuerpo, que por los salpicones de la fuente eran muchos. Cuando estuve en pie y listo para seguir, agradecí la ayuda y metí la mano en la fuente para limpiarme el hombro. No recuerdo nada más antes de despertar en este hospital, pero me han dicho que recibí una descarga eléctrica por una avería en el motor de la fuente. Estoy en el rellano de la planta séptima, han pasado unas horas desde que tengo que irme del hospital y no sé si hacerlo por el ascensor… o por las escaleras…


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